Buena Educación = Buenos Libros de Texto

Muchos opinaréis que ahora no es el momento de hablar de este tema, que el verano sirve para desconectar, pero en el post de la recomendación del libro "Hombres Buenos" prometí que hablaría de ello: la importancia de los libros de texto en los centros de enseñanza. A muchos puede que os resulte insignificante, un tema sin relevancia, no obstante, en los libros escolares podemos encontrar uno de los principales motivos de que el nivel educativo de nuestro país sea pésimo.

Los libros de texto, como todos sabéis, tienen un objetivo principal: transmitir el conocimiento a los alumnos con la pretensión de contribuir en su formación. Para ello es necesario que la información que se de en los mismos sea absolutamente objetiva, que explique a los estudiantes los conceptos o los distintos sucesos sin entrar en ninguna valoración. Sin embargo, al abrir muchos de los libros de texto que se usan en la actualidad, es fácil darnos cuenta de que éstos no están cumpliendo su cometido correctamente.

En un libro de geografía de un colegio del País Vasco, por ejemplo, nos encontramos con que en un mapa aparece el País Vasco tal y como los independentistas de dicha comunidad desean que acabe siendo: un país formado por las provincias Álava, Guipúzcoa, Vizcaya, Navarra, "Lapurdi", "Nafarroa Behera" y "Zuberoa" (estas tres últimas se encuentran en Francia) ¿Cómo un niño va aprender geografía correctamente teniendo un mapa que no es válido? ¿Por qué se tienen que introducir ideas políticas en un libro de texto?

Este ejemplo y muchos más sólo consiguen una cosa: adoctrinar a los alumnos, hacerles creer que lo que han estudiado es lo objetivo, la verdad, cuando no lo es. Además, este "inconocimiento" (puesto que como conocimiento es incorrecto) trae otro problema más grave que el anterior: la ignorancia. Al no conocer los conceptos correctamente o simplemente no conocerlos caemos en el peligro de volver a cometer errores que anteriormente se llevaron acabo, lo que nos llevaría al atraso.

En conclusión, yo respeto todas las opiniones, sean como las mías o distintas, puesto que opinar lo que uno quiere es y debe ser un derecho fundamental, aunque eso no quiere decir que debamos plasmar nuestro punto de vista en los libros escolares, debido a que debemos dejar que los estudiantes  acaben formando las opiniones por su cuenta, sin nuestra influencia. Dicho otra manera, ellos deben tener la libertad de formas una opinión propia, tal y como la hemos tenido todos nosotros. Eso y nada más nos llevará por el camino de, en un futuro, tener una mejor educación para los españoles.