La razón de que haya decidido hablar de esta alcaldesa es una noticia que salió hace dos semanas, noticia de la que no pude hablar en su momento y de la que ahora voy a compartir mi opinión: la alcaldesa de Barcelona ha mandado quitar el busto de Juan Carlos I, escultura que presidía el salón de plenos del Ayuntamiento de Barcelona desde 1976. El motivo que ella ha alegado es que ya no es el jefe del Estado y que, por lo tanto, constituye una sobrerrepresentación monárquica. Esta decisión lleva al ayuntamiento a desobedecer una ley estatal: según el Real Decreto de 1986, todos los ayuntamientos españoles deberán colocar una efigie del Rey en un lugar preferente del salón de sesiones. Esta acción podría haberse solucionado rápidamente si ese busto se hubiese sustituido por otra figura del rey actual, pero ni la alcaldesa ni el primer teniente de alcalde (Gerardo Pisarello) han declarado que vayan a colocar una representación del rey actual. Su respuesta ha sido la siguiente: "nuestro gobierno es republicano".
A todo esto hay que añadir que esta no es la única obra de arte monárquica que se va a retirar. Colau también ha manifestado la intención de retirar otros dos bustos de los abuelos de Felipe VI -Don Juan y Doña Mercedes de Borbón- y va a estudiar la posible retirada de otras obras como el cuadro que representa a la Reina Regente María Cristina y su hijo Alfonso XIII en el salón de plenos. Parece ser que la decoración del ayuntamiento es una tarea de máxima prioridad frente a las reales necesidades de los ciudadanos.
Sin embargo, el cambio no se detiene en el ayuntamiento. El gobierno de Ada Colau quiere renombrar las calles que aludan a la monarquía y pretende devolver a su estado original el monolito republicano situado en la plaza Juan Carlos I.
La monarquía, nos guste o no, es parte de nuestra historia tanto del pasado como de la actual, razón por la que muchas obras de arte tienen un carácter monárquico. Un ayuntamiento que tiene diferentes obras de arte monárquicas no demuestra que está "desactualizado", sino que expresa orgullo por su historia, por su arte y por el sistema ahora regente en el estado. Una institución que se dedica a eliminar la representación monárquica, en cambio, muestra una falta de respeto para con los ciudadanos. Restaurar, conservar y resaltar los monumentos republicanos es importante, puesto que son parte de nuestra historia, al igual que la monarquía, por lo que no se puede pretender quitar a unos y dejar a otros. Vivimos en una monarquía parlamentaria y a quien no le guste, que respete al resto o que se mude a un país republicano.
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