¡Buenos días amados Letrilers! Voy a dar comienzo a mi regreso con una entrada de lo más particular. Rebeca, la administradora del blog Folio y Tinta, para celebrar el aniversario de su blog decidió hacer un concurso de relatos navideños, un concurso al que yo me presenté. No conseguí ganar, no obstante, me gustaría compartir con vosotros el relato y que me dieseis vuestra opinión:
Sin más dilación, aquí está:
LA CARTA:
Nevaba
en la mayoría de las ciudades, de los pueblos, de las casas. El mundo se teñía
de blanco a la vez que los majestuosos pinos eran decorados con pequeñas luces
y obsequios. Era navidad, la época en la que los niños pueden sentir y vivir esa
gran magia que son las ilusiones.
Desde
mi hogar podía ver a la niña de los Bullygar redactar una carta: la carta a Papá
Noel. Se podía apreciar la ilusión con la que la joven escribía, poniendo toda
su fuerza, empeño, energía, esperanza e ilusión en cada palabra.
Mientras
seguía mirándola detenidamente tuve una idea ¿Y por qué no escribir una carta
también? ¿Por qué no participar en la tradición? Sin pensarlo un segundo más
cogí papel, pluma y tinta y comencé:
"Estimado
Papá Noel:
Se
que probablemente estarás ocupado haciendo realidad los sueños de los niños, no
obstante, lo que en esta misiva quiero pedirte creo que podría beneficiarnos a
todos, incluso a los más pequeños, por lo que te pido especial atención.
Son
muchos años ya, muchos meses en los que las guerras, las miserias, los
atentados...y muchos conflictos más arrancan a millones de personas del mundo,
dejando familias destrozadas, con heridas permanentes que no tienen cura ¿Cuánto
tiempo tendrá que pasar para que todos los humanos puedan respetarse? ¿Cuánto
tiempo habrá que esperar? ¿No ha habido demasiadas muertes innecesarias,
evitables? La humanidad se está destrozando a sí misma y nadie hace nada por
evitarlo.
Mi
deseo es simple, humilde. No deseo la luna, ni la muñeca de moda, ni el móvil
de última generación. Solo pido paz. Pido que todos los hombres y mujeres sean
capaces de mirarse, de amarse, dejando a un lado todas las diferencias, sea la
raza, sea la ideología, sea la cultura o sea la religión. No pido más, solo no
tener tanto trabajo innecesario, tanta gente desamparada a la que atender,
tanta gente marchitada a la que contemplar.
Espero
que mi petición que a tantas personas les daría felicidad pueda ser
atendida."
El
mensaje estaba acabado, solo faltaban el nombre y la firma. Respiré hondo, volví
a coger la pluma y escribí:
"La
muerte, individuo al que todas las almas, justa o injustamente, quieran o no
quieran, acaban conociendo."
Aquí acaba el relato, ¿Qué os ha parecido? Espero vuestra opinión con ansia :)
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